En terrenos más cotidianos, la práctica de Yoga (en cualquiera de sus formas, ya que no solamente existe la práctica física) tiene como uno de sus objetivos calmar las fluctuaciones de la mente (sensaciones, emociones y pensamientos asociados a distintos eventos) a través de dirigir la atención hacia la respiración.
De esta forma, la práctica de posturas, también conocida como “Asana”, donde los ciclos de respiración son vitales, presenta una oportunidad para llevar la consciencia al cuerpo y “salirnos” de la mente (veloz y truculenta) unos momentos para conocernos a nosotros mismos mediante la experiencia empírica y el movimiento.
Es una disciplina corporal y espiritual que permite la expulsión de las tensiones, diálogos mentales tóxicos, y enfermedades (por su carácter curativo y preventivo), proporcionando calma, salud robusta e integral, así como conocimiento y equilibrio interno para enfrentar las situaciones difíciles de nuestra vida.
Si a esto le sumamos estar envueltos de naturaleza, lejos de la ciudad y su ritmo, al nivel del mar y rodeados de gente buscando lo mismo, los beneficios no sólo son compartidos, sino más tangibles y duraderos por el ambiente que los fomenta y fortalece.
Muchos de los Yoguis (personas que practican el yoga) y casi todos los devotos occidentales son practicantes del Hatha (o yoga físico). Está basado en el manejo de la respiración y de las posturas corporales, logrando la exacta combinación de ambas. Las demás ramificaciones del yoga poseen diferentes características, dirigidas principalmente a la meditación, austeridad y devoción. Son disciplinas más ligadas a las culturas orientales que hacen del Yoga no solamente un ejercicio de bienestar sino una filosofía y forma de vida.
El origen del Yoga está datado aproximadamente en el 2000 a.C como parte de la ideología y prácticas espirituales de la Cultura Vedanta (ubicada en la India).
Hoy, el Yoga es una de las disciplinas/filosofías más practicadas y que más exitosamente se ha esparcido a nivel mundial por el bienestar que genera tanto física como mental y emocionalmente.
Te abrimos las puertas para retiros de Yoga acompañados de la naturaleza, la vastedad del silencio y las vistas tan espectaculares que nos regalan estos imponentes acantilados que nos sostienen.
Lo único que escucharás será el romper de las olas contra las paredes de roca, el sonido de tu respiración expandiendo tu energía vital y los vientos con los que planean las aves sobre el Océano Pacífico que nos envuelve.
Reconecta contigo mismo y profundiza en tu camino espiritual a través de este espacio creado por la práctica y la armonía entre tu cuerpo, mente y espíritu.
Nuestros espacios están enfocados hacia la comodidad de los participantes, vistas únicas que envuelvan las prácticas y variedad en las actividades que ofrezcan convivencia y descanso a la vez.
Al ser el punto más alto del Acantilado, la Shala alberga prácticas i-ni-gua-la-bles durante el atardecer y a veces es testigo de ballenas y delfines (somos canal de paso).
Recomendamos Terraza de los Pájaros y del Mar para meditaciones al amanecer así como prácticas con la frescura de la mañana y/o grupos grandes.
Aquí también llevamos a cabo las Pujas, Kirtans, ceremonias de fuego, cacao, apertura y cierre (o cualquier ceremonia que sea parte de tu programa). Finalmente, la alberca y el comedor son los mejores lugares para convivir, descansar y relajarse.
Recuerda que contamos con props para las prácticas y materiales para ceremonias especiales, fogatas y actividades variadas, además de todas las comodidades en las habitaciones para que te relajes y disfrutes tu estancia al máximo y vuelvas contento del retiro que construiste en este lugar.
Toma en cuenta que una Chef forma parte de nuestro equipo, por lo que el servicio de alimentos también estará disponible y siempre enfocado a que sea una alimentación saludable y deliciosa que satisfaga a todos.
Estamos abiertos a tus necesidades o cualquier nueva idea para la que se pueda usar este espacio.
Esperamos poder compartir la energía de este lugar tan especial.